Rosa Bertha Equihua Gómez
Arquitectura
“Tienes que ser muy honesto en lo que les impartes y comunicas a tus alumnos, tienes que ser muy coherente con lo que proyectas, con lo que dices y lo que externas, tienes que tener una actitud de servicio sin olvidar que en tus manos está la responsabilidad de formar profesionistas, y tienes que tener la humildad para poderte analizar y saber que a veces puedes cometer errores y corregirlos.”
Fue una decisión muy temprana. Cuando yo me inicié en la docencia estaba prácticamente recién egresada y por cuestiones de la vida, me tocó impartir cátedra en el CONALEP.
Eso fue hace aproximadamente dieciocho años y me di cuenta que la docencia es amor, entrega y conocimiento y para eso necesitas tener experiencia profesional en el área para poder impartir una cátedra, entonces decidí dedicarme a la vida arquitectónica. Pasaron diez, doce años y volví; extrañaba la docencia, lo que te dan los muchachos y lo que te da estar frente a grupo, no es comparable con lo que puedes encontrar fuera de la parte educativa.
Hace aproximadamente cuatro años regresé a dar clases, en el Tec Regional, después regresé a la vida de arquitecto, y hace aproximadamente dos años, se presentó la oportunidad en la Universidad Cuauhtémoc y pues aquí estoy.
Mi trayectoria como docente ha sido intermitente. Empecé como a los veinticinco años estuve dando clases y luego lo dejé. Cuando trabajaba en Cemex me tocaba la parte de las “escuelas de construcción” y a mis compañeros les daba mucha flojera pararse frente a un grupo de personas, ya sea en los Construrama o en los Home Depot, o incluso en las mismas obras a capacitar gente, entonces todas las “Escuelas de construcción” me las aventaba yo. De alguna manera me tocaba a mí estar involucrada con la parte de la comunicación y el aprendizaje.
Entonces no lo puedo tomar tanto como cátedra sin embargo la enseñanza siempre ha estado presente en mí.
Como docente he vivido muchas cosas. Cuando empecé a dar clases en el CONALEP, me tocó sacar la tesis de los muchachos y tenía dos chicos que cuando empezaban a hablar se oían fuerte y a los dos minutos ya no los percibías, entonces mi temor era que en su examen de titulación no pudieran concluir y mantener el mismo tono. Y me acuerdo mucho de uno de ellos, de Filiberto, creo que era el que más miedo me daba, cuando lo vi hacer su examen de titulación del CONALEP y logró mantener el tono de voz y hacer una buena exposición, fue para mí lo máximo; de hecho me acuerdo y me da melancolía.
Aquí me ha tocado ver chicos que fueron mis primeros alumnos y que ahorita están en octavo, se nota el crecimiento y cómo han avanzado, cómo han crecido como arquitectos que se están formando, y se siente bien padre saber que fuiste parte de ello.
Cuando llegué a la Universidad Cuauhtémoc, entré un poco temerosa, como en cualquier institución, pero la verdad es que la Arquitecta Victoria, Directora del Departamento de Arquitectura y Diseño, tiene una calidez bastante grande y aunque nos exige mucho, siempre nos da libertad de cátedra, y me he dado cuenta que incluso mi manera de dar clases ha cambiado.
Estamos creciendo como docentes, estamos muy dispuestos a trabajar en la modernidad, a hablar un poco más lenguaje de los jóvenes sin perder la línea de respeto, a utilizar la tecnología para lograr que los alumnos entiendan. Además este último cuatrimestre que ha sido bastante intenso por la participación de los alumnos en dos concursos.
En la vida profesional me dedico a la obra independiente, no trabajo para nadie, tengo clientes personales y hago más que nada casa habitación. De repente hago algo hasta cierto punto de diseño interior pero éste es más selectivo. Estoy más metida en la parte de construir y remodelar o rediseñar espacios ya construidos de casa habitación. Aparte me dedico a la venta de material prefabricado.
En mi tiempo libre me dedico a la crianza y el adiestramiento de perros. Tengo perros de show y de expo, y pues me dedico a eso también, más que verlos como mis perros de show, son mis hijos.
Los profesores no somos perfectos, también aprendemos y yo creo que mi pasión por la arquitectura la volví a descubrir dando clases; ya se me había olvidado, me había vuelto un alguien que se dedicaba a construir o a vender cosas y se me había olvidado esa parte de la observación y el análisis, la crítica, la parte bonita de la arquitectura, de la parte romántica y con mis alumnos lo descubro día con día. Eso me han enseñado ellos y creo que eso es lo que más me gusta y tiene que ver mucho con la forma en que me proyecto con ellos. Que a veces se los digo a veces no, pero en cada clase yo aprendo igual o más que ellos.